MADRID, ESPAÑA — El Real Madrid lanzó un verdadero “ultimátum” a su eterno rival, el FC Barcelona, al arrebatarle el liderato de La Liga justo a una semana del Clásico. La victoria por 0-1 sobre el Getafe fue un triunfo agónico que, a pesar de su fealdad, sirvió para inyectar una dosis de tensión máxima a la próxima semana de fútbol.

Una vez más, la narrativa se centró en la figura casi mesiánica de Kylian Mbappé. Cuando el empate parecía inminente, el delantero francés activó su modo “súper-estrella” para anotar el gol decisivo en el minuto 80, demostrando una dependencia peligrosa del Real Madrid hacia el talento individual. El debate sobre si el equipo Merengue es una “máquina colectiva” o simplemente el “vehículo de un genio” se ha intensificado.

El punto de inflexión del partido, y que ha generado un aluvión de críticas y suspicacias en la prensa catalana, fueron las dos expulsiones que sufrió el Getafe. Estas tarjetas rojas (minutos 77 y 84) son vistas como el “factor X”, una ayuda providencial que permitió al Madrid respirar y explotar los espacios para la estocada final. La victoria fue calificada como “robo de tres puntos” por sectores de la prensa rival, lo que aumenta el drama.

Ante las acusaciones de ganar “sin brillo” y “con ayuda”, el HLV Xabi Alonso respondió con una defensa “agresiva” y un tono desafiante, transformando la conferencia de prensa en una declaración de guerra de cara al Clásico: “Sabemos que no fue nuestro partido más vistoso, pero la victoria tiene un valor incalculable. Estamos listos para los desafíos que vienen. La gente puede hablar de lo que quiera; nosotros responderemos en el Bernabéu ante Juventus y, sobre todo, ante el Barcelona.”
Con el liderato recuperado y un clima de controversia, el Real Madrid ha enviado un mensaje claro de que, a pesar de las dificultades, están listos para la “Semana Clásica” y para defender su posición públicamente frente al eterno rival.